En la mañana del sábado se selló una nueva página en la historia musical. En una emotiva ceremonia, se le otorgó un Doctorado Honoris Causa al cantante puertorriqueño Gilberto Santa Rosa, como un reconocimiento a su extraordinaria trayectoria musical. La distinción, conferida por el Berklee College of Music, convierte al ‘Caballero de la Salsa’ en el primer cantante puertorriqueño que recibe un doctorado honorífico de la prestigiosa universidad estadounidense, con sede en Boston, Massachusetts.
Integridad, compromiso, disciplina y talento fueron algunas de las cualidades resaltadas al describir al intérprete boricua en la colación de grados 2024 de la institución, llevada a cabo en Agganis Arena en la ciudad de Boston, en la que se graduaron 1,350 estudiantes. Junto a Santa Rosa, Berklee también otorgó grados doctorales honorarios a la cantante y compositora de R&B y jazz, Ledisi, y el rapero y productor Q-Tip.
Al recibir el título honorífico, Gilberto Santa Rosa no solo tuvo los aplausos del público sino que, de manera espontánea y al unísono, la audiencia comenzó a mover las manos al ritmo de la contagiosa clave afroantillana.
Antes de dar inicio a un emotivo discurso y de saludar a todos aquellos que hicieron posible el reconocimiento que se le otorgaba, el intérprete natural de Carolina, con su chispa característica, en ‘spanglish’ y en tono jocoso, dejó establecido que su inglés no era el mejor, por lo que iba a proceder a dar su mensaje en el idioma natal.
Santa Rosa comenzó mencionando a sus progenitores, como pilares fundamentales en su formación, incluyendo a su amada madre, que falleció en noviembre de 2008. “Valió la pena Ana María… Ana María Cortés fue mi madre, quien junto a mi padre Gilberto Santa Rosa, aquí presente, me trajeron al mundo y me dieron una niñez y adolescencia de ensueño. En mi familia no hubo músicos, pero sí mucha y buena música, destacándose la música popular”, expresó.
“Desde muy temprano descubrí mi afición por la música y comencé a identificar mis héroes. Fue en la escuela elemental mi primer contacto directo con la música y donde a través de una gran educadora encontré lo que sería mi vocación, mi pasión y, eventualmente, mi oficio, ser un cantante de música popular. Fui un niño aficionado y soñador, y apenas llegando a la adolescencia me convertí en un profesional trabajando con algunos de los mejores músicos de mi país”, expuso en su discurso.
Destacó que “cantar salsa, género musical creado sobre las bases de la música cubana, se convirtió en mi vehículo para desarrollar una carrera, mi manera de ganarme la vida y de hacer una vida”.
El vocalista subrayó, ante un atento público, que “fue la música mi instrumento para crecer personal y profesionalmente. Disciplina, compromiso, sensibilidad, relaciones interpersonales y hasta compasión, aprendí durante el desarrollo de mi carrera musical. Aprendí a disfrutar y a respetar el talento de otros, desde los grandes hasta los aficionados. Viví en carne propia el valor del trabajo en equipo y la belleza de la música hecha con una buena mezcla de inspiración y sinergia”. Además del autor de sus días, se encontraban en el recinto sus hijos Miredys Santa Rosa, Gilberto Joel Santa Rosa, Javier Santa Rosa, Omar Santa Rosa y Leilany Morales, así como su esposa Alexandra Malagón y un nutrido grupo de amigos.
“A pesar de mis excelentes maestros, nunca pude ser el trompetista que quise ser. No soy un músico, soy simplemente un hombre de música, y como trompetista, soy un excelente cantante… Cantando y haciendo música he pasado los últimos 56 años de mi vida. Desde que nací en Puerto Rico, una isla del Caribe que seguramente ustedes han escuchado nombrar muchas veces por la cantidad increíble de talento musical que ha salido de allí para el mundo, estuve rodeado del amor y el apoyo de mi familia y de los seguidores de la música que interpreto, construyendo una carrera intensa, divertida y llena de satisfacciones. Agradecido de todas las oportunidades de esta industria y toda la gente, que podría amanecerme nombrando aquí, me han dado. Compositores, músicos, arreglistas, productores, gente de la industria musical en general se han convertido en la familia extendida y en los colaboradores que aportan su talento para mantener esta bendita carrera que me mantiene vivo y productivo. En todos los años he visto cómo la música científicamente tiene poderes curativos, cambia la mente de las personas, tiene la fuerza de crear movimientos políticos y sociales e, incluso, ayudar a crear cambios sociales. Al recibir la noticia de esta importante distinción que se me otorga, llegaron todos los sentimientos juntos: sorpresa, agradecimiento, orgullo, nostalgia…”, manifestó.
El exponente siguió señalando, “honradísimo de que sea esta escuela de música Berklee College of Music, una de las más prestigiosas del mundo, y de donde han salido algunos de los mejores músicos de mi país, que me hace recipiente de tan alto honor. A todos los que tuvieron que ver con esta decisión, ¡gracias!”.
En medio de su elocuencia, quiso dirigirse a los graduandos en inglés para dejarles saber que lo que escuchó y vivió durante la pasada noche, en el concierto realizado en el marco de los actos de graduación, donde más de 200 estudiantes vocalistas, instrumentistas, bailarines, arreglistas y productores de temas hicieron un tributo a las tres personalidades que se reconocieron por su trayectoria artística, incluyendo a Santa Rosa, les dejó saber que siente la seguridad de que el futuro de la buena música está en las mejores manos. “Adelante muchachos, estamos esperando la mejor música de sus manos”, indicó.
Gilberto Santa Rosa prosiguió con su discurso: “Un gran amigo y gran trompetista de nombre Pedro Silva, quien hoy día se desempeña como propagandista médico, vende medicinas, al enterarse de esta distinción como doctor, parafraseando el título me dijo lo siguiente: ‘Son muchas las personas a las que le has aliviado la depresión, la presión alta, los dolores del cuerpo y, sobre todo, las memorias de tus canciones ayudan a la memoria, porque todo el mundo las canta contigo y eso muy pocos doctores pueden conseguirlo’”.
Sumamente emocionado, “El Caballero de la Salsa” precisó, “echando la vista hacia atrás y adelante y analizando, agradeciendo y disfrutando este momento en mi carrera, solo me resta decir, valió la pena Ana María”. Nuevamente hizo referencia a su madre, esta vez al concluir el dramático discurso -lo mismo había hecho al inicio- mientras, de inmediato, fue abrazado por los aplausos del público.
En la víspera de la colación de grados, en la velada celebrada, estudiantes vocalistas, instrumentistas, bailarines, arreglistas y productores interpretaron diversos “medleys” de sus canciones, entre ellas, “Mamá Güela”, “Qué manera de quererte”, “Lo que arrasó”, “Y tú y yo”, “A dónde vamos a parar”, “Represento”, “Amor mío no te vayas”, “Goza de mí”, Perdóname”, “Lo grande que es perdonar”, “Por más que intento”, “En la soledad”, “Sin voluntad”, “Los dos sabemos que hay algo” y “La agarro bajando”, para rendirle homenaje a Santa Rosa, quien también deleitó a los presentes con el tema “Que alguien me diga”.
Uno de esos estudiantes en escena lo fue David Antonio Rosario Ortiz, de Toa Baja, quien se graduó de Composición, Arreglo y Producción, quien catalogó el momento como uno muy emotivo para sí. “Mi papá fue el timbalero original y cofundador de la orquesta de Gilberto. Toqué esos temas, que mi papá grabó muchos de ellos. Tenerlos en el público a ambos, a Gilberto y a mi papá fue muy emotivo para mí”, expresó el músico puertorriqueño.
Mientras que para el colombiano Juan Camilo Romero, graduado de Composición y Producción, describió la experiencia como una gigante, que le cambió la vida. “Nunca esperé que en mi graduación iba a poder compartir el escenario con ‘El Caballero de la Salsa’”, dijo Romero. Por su parte, la cantante guatemalteca Mercedes Escobar habló acerca del reto que tuvo al ser su primera vez cantando salsa, a la misma vez el honor que sintió. “Me disfruté este reto muchísimo, y más con alguien tan increíble en la música que inspiró y arregló, Gilberto Santa Rosa”, mencionó.
Para la cantante e intérprete Aitana Poey, de la Habana, Cuba, escuchar e interpretar las canciones de Santa Rosa fue como regresar a casa, pues creció con cada una ellas. “Cuando me dijeron que era él, fue demasiado porque formó parte de mi infancia y el crecimiento. Cuando uno está afuera, es el momento ‘de casita’, es increíble”, respondió.
Asimismo, el cantante e intérprete Ben Rómano mencionó que no es la primera vez que toca con el puertorriqueño, lo que siempre le resulta un honor y un gran privilegio, y recordó que “la última vez tocando con éste fue en Berklee, en el tributo a Tito Puente y Tito Rodríguez”.
Por otro lado, Oscar Rojas (de México y Cuba), quien completó estudios en producción e ingeniería en audio, coincidió en que es un honor graduarse con la música del artista boricua. “La música de Gilberto Santa Rosa es trascendental. Sonero, no solo un pionero, sino uno de los mejores en el género y es más que un honor graduarme con su música”, insistió.
Anteriormente, Berklee ha otorgado grados doctorales honoríficos a leyendas de la música como Duke Ellington, Aretha Franklin, Quincy Jones, Celine Dion, B.B. King, Joni Mitchell, Chaka Khan, Usher, Willie Nelson, Missy Elliott, Ringo Starr, Rita Moreno, Tito Puente, Gloria Estefan, Juan Luis Guerra, Roberta Flack y John Legend.
Actualmente, Santa Rosa viaja el mundo con su “Auténtico Tour”, presentándose en varias ciudades de los Estados Unidos, para luego continuar por Europa.
Fundación Nacional para la Cultura Popular