La historia musical de Don Perignon no se puede escribir sin incluir a Gilberto Santa Rosa. Tampoco puede quedar fuera Andy Montañez. Fue “El Niño de Trastalleres” quien lo nombró Perignon y desde entonces pocos recuerdan a Pedro Morales. Pero el juego a ser alguien en la música lo comenzó con Gilberto Santa Rosa, cuando apenas se iniciaban en la adolescencia como vecinos del bloque 500 de la cuarta extensión de Country Club.
“El primer amigo que hice al mudarme a ese bloque fue Gilbertito”, recordó.
Ambos compartían dos pasiones: el béisbol y la música. “Él traía los zafacones de la casa de la cocina, que eran plásticos, los sacaba y empezaba a hacer como si fueran congas. Entonces yo tenía un instrumento, que era bien amateur, pero empezábamos a hacer ruido y al poco tiempo le llamó la atención a los otros amigos del bloque”, rememoró el timbalero, de 63 años.
Con “ese ruido” tocaron por primera vez en un baile para recaudar fondos para una Reina de Corazones y así comenzaron a forjar su camino en el género de la salsa hasta que cada uno tomó un rumbo propio, sin descuidar nunca la amistad.
Don Perignon celebra ahora 45 años de trayectoria aún cuando, en el inicio, se convenció a sí mismo de no ser el mejor en su instrumento.
“Siempre había alguien tratando de competir y yo no soy persona de competir. A mí lo que me gusta es disfrutar y tuve la suerte de que todo el mundo me buscaba para que hiciera ese rol, el de reunir, que se mantuviera la cohesión”, compartió.
“Don Perignon 45 Aniversario: Agradecido y Afortunado” es un álbum que comenzó a grabar retando las limitaciones de la pandemia. Poco a poco fueron llegando los amigos, José Alberto “El Canario”, Herman Oliviera, Tito Nieves, entre otros, hasta que se dio cuenta que habían dos que no podían faltar, Andy Montañez y Gilberto Santa Rosa.
” ‘No puedo terminar esto si no están ustedes dos -les dijo- porque ustedes son la punta de lanza de que yo todavía esté en el ambiente’ y los convencí e hicimos el proyecto”.
“El proyecto se hizo para que se reunieran los contemporáneos conmigo, porque antes fui protector de los jóvenes, ahora soy protector de los viejitos. Me gusta asegurar que todavía voy a tener un espacio donde divertirnos y donde expresar lo que nos gusta”
-Don Perignon, director musical, timbalero
El disco está disponible desde este jueves, 15 de septiembre, en las plataformas de música digital.
“Es muy importante para mí, porque me atreví a hacer cosas que no había hecho. Hice un big band, una orquesta que no puedo presentar por ahí, porque en las tarimas de Puerto Rico no siempre hay su espacio, no hay ese presupuesto para tener todos esos músicos. Esto es un proyecto para los coleccionistas y para los que les gusta la salsa y más aún, para los que le gusta la etiqueta que significa Don Perignon, que por ahí dicen que es la orquesta del bailador”, advirtió el músico, que en este nuevo repertorio incluyó una renovada versión de “Pica Pica”, de Cortijo y su Combo, logrado conjuntamente con Víctor García.
Y usted, ¿baila?, le preguntamos
“Siempre bailé, ahora es que no bailo. Tengo tal vez 30 libras más, la falta de práctica, porque no salgo casi, pero de que sé lo que hay que hacer ahí, lo sé. A mí me dicen ‘El timbal que baila’, porque soy descendiente de Rafael Cortijo y siempre pensé que esa era la forma de proyectarle al público, que tú crees en lo que estás haciendo”, respondió.
Don Perignon promete con esta producción un nuevo sonido, combinado con la experiencia de sus contemporáneos y la frescura de una nueva generación de músicos en la que milita su hijo, Pete Perignon. “Quise darle una oportunidad a mi hijo para que figure en este producto histórico y a la misma vez a sus amigos. Ocho a nueve músicos de la generación del presente, que estaban muy contentos de estar con nosotros ahí, y nosotros estábamos muy contentos de que ellos aceptaran, así que de eso se tratan los 45″.
La música sigue siendo un juego para el timbalero y alguacil, pero un juego en serio. Su compromiso con el público, dijo, lo mantendrá hasta que la salud se lo permita.
“Todos los días le pido a Dios por la salud del brazo y de las piernas, porque tal vez podría estar en la música, pero si no me puedo mover y no puedo tocar, creo que detrás del telón no me gustaría estar”.
Rosalina Marrero-Rodríguez