Su historia en la música empezó a escribirse a muy corta edad. Y como a muchos nos ha pasado, apostó a algo distinto a lo que sus padres esperaban, pero pudo demostrarles a través del tiempo y la constancia que tenía futuro en lo que amaba: la música.
“El chico del sombrero” se define como un travieso, un soñador empedernido que apuesta todo por lo que cree y le apasiona. Esos sentimientos pueden percibirse al escucharlo hablar de lo que hace. Amor, respeto, sueños, constancia, ser agradecido y valorar nuestro país fueron el común denominador de esta conversación. Y, más aún, de su presentación como artista.
La música es lo que le mueve el piso, su oxígeno. Es eso que le da motivo y razón para seguir luchando por sus aspiraciones e ideales y, aunque afirma que el miedo es una constante que siempre está presente en todos los aspectos de nuestras vidas, abandonar sus sueños no es una posibilidad.
Este optimismo de Gabriel es consecuencia de lo que vio en su hogar. Y es que el “Chico del sombrero” nos revela lo que aprendió de sus padres, pero lo más importante, y siempre tiene presente, es su devoción a Dios.
Disfruta todo el proceso de producción de cada canción: componer, producir, arreglar y cantar. Gabriel elige el merengue dentro de tantos géneros musicales porque para él fue notable la brecha y la falta de exponentes que apuesten y le inyecten nuevas ideologías y colores; además de que entiende es el ritmo que todos los dominicanos llevamos en la sangre.
Sobre Morisoñando
El nuevo disco, Morisoñando, es una fusión de estilos musicales, merengues que han formado parte de la cultura musical de nuestro país, pero el ingrediente adicional se lo agrega el equipo de “Soy Gabriel”. Admite haber encontrado el balance que guardan los merengues clásicos, respetando la esencia de cada canción, pero al mismo tiempo inyectándolas con colores que las hagan sentir totalmente frescas.
Esta producción nace, explica el artista, en un momento histórico de la música latina, y para su equipo es una forma de que sea llevada a todas partes del mundo, con nuevo estilo, pero con la misma esencia.
“Morisoñando es una oda al gran merengue que le ha dado tanto a nuestra tierra; es una forma de honrar a sus exponentes, a su trayectoria y, al mismo tiempo, crear una confluencia generacional entre ellos y los nuevos colores de la época. Este proyecto es más grande que yo, es un proyecto marca país, porque hacerlo bien beneficia a toda la isla”, detalla el artista.
Lo más complicado de la producción de este disco fue el tiempo que le tomó para que todos los integrantes estuvieran alineados, pero valió la pena porque según nos cuenta, están felices del resultado, porque están seguros de que están haciendo historia unificando a todo un género musical, técnicos y productores.
“Crecí escuchando y bailando sus canciones, y que ahora sean parte de mi proyecto es una experiencia surreal; como dominicano tenemos que seguir valorando el trabajo de esos artistas criollos y el gran legado que nos han dejado,” nos confiesa.
Para la línea gráfica del álbum, los colores y la animación de los videos analizaron a su audiencia y entendieron que hoy todo es más visual que nunca, por eso era importante que “Morisoñando” tuviera una textura interesante y mezcla de colores que demostrara desde primera vista la energía de la producción.
Trataron cada visual de las canciones como una obra de arte, trabajando gráficamente los elementos visuales que brindan dominicanidad.
Yo existo
Gabriel Ramírez es parte de la fundación “Yo Existo”, una organización sin fines de lucro que trata de identificar problemas relacionados con la niñez. “Buscamos encontrar soluciones a situaciones de vulnerabilidad, como la orfandad, el trabajo en las calles, velar por su nutrición y educación. Poco a poco hemos ido creciendo, trabajando de la mano con otras entidades que aportan mucho a los niños. Es un proyecto al que le tengo mucho amor y me ha permitido unir a muchos colegas artistas como Zion y Lennox para causas específicas”, afirma el artista.
Confesiones
La cita perfecta: Donde sea con la persona indicada.
Un color: Negro.
Pasatiempo: Jugar tenis, ir a la playa y viajar.
Prenda favorita: Sombrero.
Filosofía de vida: Vive y deja vivir.
Cantante favorito: Michael Jackson, Coldplay, Alejandro Sanz, The Weeknd, Juan Luis Guerra, Bruno Mars, Bob Marley, Frank Sinatra y Elvis Presley.
Canción que defina tu vida: My Way de Frank Sinatra.
Amanecer o atardecer: Atardecer.
El recuerdo más valioso de tu infancia: Los fines de semana con toda mi familia íbamos a un destino diferente de República Dominicana. Mi papá y mamá nos inculcaron el conocer y valorar nuestro país.
Un miedo que tengas que vencer: A perder la memoria, que un día no pueda recordar todo lo que he vivido.
Un libro: “The subtle art of not giving a fuck”.
Comida favorita: La carne.
Un lugar en el mundo donde desconectar: Capri, Italia.
Todavía nadie le ha preguntado: ¿En qué momento te sientes más amado? Es una pregunta que prácticamente nunca nos hacemos, pero que tiene mucho poder, porque al intentar responderla la respuesta viene con gratitud. Por nuestros seres queridos, por los momentos vividos y que sirve para identificar lo que es importante para nosotros.
Si miras al futuro, ¿qué ves?… Veo una República Dominicana más unida que cree más en lo suyo, cree en su gente, música, talento. Veo mi música poniendo en alto República Dominicana
Lo que más odias: La arrogancia, prepotencia, ineptitud, mediocridad y la mentira.
Patricia Acosta