Gilberto Santa Rosa confiesa con humor que sus cuatro hijos “cantan, pero muy mal”, aunque no está del todo seguro de si lo hacen adrede o en broma. Sin embargo, tiene fe en que las próximas generaciones preservarán la salsa, un género que ha perdido recientemente a grandes exponentes como Tito Rojas, Johnny Pacheco y Larry Harlow.
“Hay una generación de músicos muy buenos, cantantes exquisitos y sobre todo muchachos que tienen deseos de hacer esta música, porque es más fácil hacer otro tipo de música y ellos deciden que quieren hacer ésta”, reconoció el Caballero de la Salsa, al tiempo que señaló que “nos falta la difusión… nos falta más entrar en todo este asunto de los nuevos formatos. Talento hay muchísimo”.
Santa Rosa será reconocido el próximo miércoles con el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación como parte de la celebración de los Latin Grammy. Recibirá el honor en Las Vegas, en coincidencia con su gira estadounidense Camínalo Tour, que inició en octubre en Lubbock, Texas, con paradas en Miami, Dallas, Houston, Chicago, Washington y Los Ángeles, entre otras ciudades, antes de terminar el 13 de febrero de 2022 en Orlando, Florida.
El puertorriqueño se expresó “muy emocionado” de volver al ruedo, sobre todo luego de tantos meses de cierre debido a la pandemia. “Un año y medio se dice fácil, pero fue muy duro para todos los que pertenecemos a esta industria y de momento puedes hacer lo que sabes que quieres hacer y te gusta hacer”, comentó.
Incrédulo ante homenaje
En cuanto al galardón que recibirá de la Academia, el ganador de un Grammy, cinco Latin Grammy y conocido por himnos de la salsa contemporánea como Perdóname, Conciencia y Amor mío no te vayas, expresó cierta incredulidad de figurar en un cuadro de homenajeados con el galardón, como parte de las actividades de la edición 22 de la entrega del Latin Grammy.
“Ha sido una bendición en mi carrera y otra buena noticia, para empezar, porque yo no esperaba eso… Además, el nivel de artistas que han premiado… los nombres que se barajan ahí, digo: ‘¡Guau, estas son las grandes ligas! ¿Qué hago metido aquí?’”, expresó con humildad sobre la distinción que también recibirán Fito Páez, Milly Quezada, Emmanuel y Joaquín Sabina.
Su “primer amor” musical
Santa Rosa fue uno de los pocos artistas de la salsa que surgió en los años 80, cuando la explosión del género de la década anterior pasaba por un declive. A lo largo de su carrera compartió escenario con grandes como Celia Cruz, Johnny Ventura, Willie Rosario y la banda Puerto Rico All Stars, pero su historia se remonta a mucho antes.
“A los seis años exactamente me enamoré de la música… Pienso que ese tipo de talento no se fabrica. De momento empiezas a tener la inquietud y empiezas a descubrir tu habilidad”, relató.
Nacido en Santurce, Puerto Rico, en 1962, contó que en su familia no había músicos, pero que gracias a un amigo que sabía tocar la guitarra y a la influencia de la radio y el cine, comenzó a cantar boleros, su “primer amor”, cuando estudiaba la primaria.
Para los 12 años integró su primer grupo de salsa, pues notó que tenía habilidad para la música cadenciosa y que los artistas que más le llamaban la atención eran intérpretes de géneros bailables. Pero en esos primeros años, la salsa —que tuvo su cuna en Nueva York— no era bien recibida por todos, como ahora pasa con la música urbana.
“Había músicos y cantantes que no simpatizaban con eso de que le llamaran salsa a la música cubana (y)… había cierto público que veía esa música como una música de la calle”, recordó.
Pero la salsa fue imparable y empezó a sonar por todos lados y entre todos los estratos sociales. Como género se amplió para incluir letras complejas sobre traiciones amorosas, crónicas de los barrios bajos y temas sociales, sin dejar de lado sus increíbles orquestaciones y ritmo bailable.
“Llegó un señor que se llama Rubén Blades, de momento agarró la onda del tema social y encontró en la salsa un vehículo efectivo para llevar un mensaje y el mensaje llegó, sin lugar a dudas. Hizo un cambio radical en la lírica”, destacó Santa Rosa.
En 1986 lanzó su primer álbum como solista, Good Vibrations, y a este le siguieron Expresión y El Caballero de la Salsa: La Historia Tropical…, entre muchos otros, con éxitos que también incluyen La agarro bajando, Conteo regresivo y Que alguien me diga. En 2016 recibió el récord mundial Guinness por la mayor cantidad de discos en el primer puesto de la lista de álbumes tropicales de Billboard.
Otro de sus logros es haberse presentado en cuatro ocasiones en el Carnegie Hall de Nueva York, la primera de ellas registrada en el álbum En vivo desde Carnegie Hall de 1995. Luego vino un par de presentaciones más, incluyendo un homenaje a Tito Rodríguez, y la más reciente cuando se cumplieron 23 años de su primer concierto en la sala.
“Tengo que decirte con honestidad que me disfruté mucho más los otros tres, porque el primer concierto en el Carnegie Hall prácticamente me intimidó. Es un lugar tan importante y yo tenía una gran responsabilidad, que se convirtió hasta en una cierta presión”, admitió Santa Rosa.
Defensor de su género salsero
Y, agregó: “El género ha hecho cosas bonitas para mí y ha abierto puertas para mí. Yo me he disfrutado mucho ser representante del género”.
Su más reciente álbum es Colegas, lanzado en 2020 con 19 canciones, la gran mayoría temas tradicionales de la salsa de antaño como La familia, Que se sepa y Bam Bam quere, que desarrolló a lo largo de siete años. Con Víctor Manuelle interpreta El mejor sonero, con el fallecido Tito Rojas, Por la calle del medio, de Charlie Donato, y con Nino Segarra un popurrí de boleros.
Tito Nieves, José Alberto “El Canario”, Luisito Carrión, Pirulo, Isaac Delgado, Juan José Hernández, Maelo Ruiz, Michelle Brava y Choco Orta son otros de los cantantes invitados en el álbum.
“Fue una aventura de verdad… muy positiva”, resaltó Santa Rosa. “Son canciones que yo oí cuando pequeño y cuando yo las escuchaba ya tenían muchos años. El lenguaje es muy tradicional, (pero) el sonido es muy actual”, afirmó.