Virulo, Tony Ávila y Faustino Oramas, además de excelentes músicos, son verdaderos cultivadores de la guaracha, género que desde su surgimiento en el siglo XX se caracterizó por reflejar situaciones o acontecimientos de la vida cotidiana que ellos devolvían de modo humorístico.
¿Quién que haya apreciado los últimos audiovisuales de Virulo, resaltando los valores de nuestro médicos en el enfrentamiento de la COVID-19 o mofándose -con todo sentido de justeza- de las actitudes y pretensiones del ex presidente Donal Trump, por intentar acabar con nuestro pueblo y la Revolución, no se ha tenido que reír de lo lindo, a pesar de lo serio de los temas abordados por el popular músico?
¿Quién, en más de una ocasión, no ha reconocido la calidad y gracia de los temas del trovador Tony Ávila, y quién no gozó con las canciones del ya desaparecido Faustino Oramas?
Virulo, Tony Ávila y Faustino Oramas, además de excelentes músicos, son verdaderos cultivadores de la guaracha, género que desde su surgimiento en el siglo XX se caracterizó por reflejar situaciones o acontecimientos de la vida cotidiana que ellos devolvían de modo humorístico.
En ellos sigue vivo el espíritu de Benito Antonio Fernández Ortiz, más conocido como Ñico Saquito, quien se ganó el apelativo de «rey de la guaracha» y «reportero de la música cubana».
Ñico Saquito fue un cronista de la sociedad cubana de su época y, aunque no fue el único compositor de guarachas en Cuba, sí fue el que más renombre alcanzó en el panorama musical cubano. Da fe de ello, el hecho de que sus composiciones gozan actualmente de gran popularidad y son referente obligatorio para los seguidores del género.
Algunos otros cultures del género fueron Bienvenido Julián Gutiérrez (Azúcar pa un amargao, Sensemayá, El diablo tun tun); Sergio Siaba (El cuarto de Tula), Marcelino Guerra (Pare, cochero), Manuel Corona (El servicio obligatorio y Acelera, Ñico, acelera) y formaciones musicales como el Trío Matamoros.
Cuentan que pudo ser un gran jugador de béisbol por su habilidad a la hora de coger pelotas. Sus manos eran como un «saco», razón por la cual se ganó el mote de Ñico Saquito. Por suerte, la música pudo más que su amor por el béisbol y Cuba ganó un gran guarachero.
Nacido el 13 de febrero de 1901 en Santiago de Cuba, Ñico Saquito es autor también de sones, mambos y boleros. Pero fueron guarachas como María Cristina, Estoy hecho tierra, No dejes camino por vereda y Cuidadito, compay gallo, sobre todo esta última, las que lo hicieron trascender en el camino de la historia de la música en Cuba.