Aunque ya se cumplió un mes de su partida física de este mundo, son muchas las anécdotas que sus compañeros cuentan sobre experiencias vividas junto al cantante Tito Rojas. Un nutrido grupo de músicos lo consideraba un hermano, más que un amigo. Entre todos, dos inseparables… el conguero y director de orquesta Pedro Conga y el bongosero Ramón ‘Pewee’ López. Ambos con gran pesar, pero a la vez agradecidos de Dios por compartir sus vidas con Tito, narraron vivencias.
“Cuando me encontré con Tito en Humacao, él cantaba en un grupo de rock llamado The Amaral’s y yo llegaba de Nueva York. Venía de tocar junto a mis tíos que tenían un trío y tocaba las maracas, bongó o lo que fuera. Vi que en Puerto Rico había mucha actividad musical. Luego de tocar en un grupo con un primo que le decían ‘Papo Queso’ -que tocaba las congas y cantaba- me acerqué a Tito en la escuela y le propuse que hiciéramos una orquesta… me contestó que no, porque decía que la salsa no le iba”, contó Pedro López López, mejor conocido como Pedro Conga, con quien ‘El Gallo Salsero’ dio los primeros pasos en la salsa. Aseguró que continuó con la insistencia hasta lograr convencerlo.
“Él tenía como 16 para 17 años y yo como 22. Iniciamos la búsqueda de músicos y los integrantes de las orquestas que había en ese tiempo en Humacao, se burlaban de nosotros”, recordó.
Narró que Tito y él viajaban en carro público hasta la Parada 15 en Santurce, donde había oficinas de Fania Records y existía todo un ambiente artístico musical.
“Allí conocimos a don Rafael Viera, que era el representante en Puerto Rico de la Fania. Nos dijo, ustedes me caen bien. Son unos muchachos con deseos de hacer sus cosas y entablamos una relación. Él (Viera) sufrió un accidente en un brazo y Tito y yo le guiábamos el carro. Lo llevábamos a hacer las gestiones de cobros y de distintos asuntos a través de toda la Isla”.
Conga señaló que a veces nos no podían regresar a Humacao porque no tenían dinero y dormían en unos cartones dentro de una oficina que había de la Fania; y en la mañana desayunaban en un restaurante en la Parada 15, gracias a Viera.
“Luego de familiarizarnos con el ambiente empezamos a montar la orquesta y le caímos encima a Viera para que nos grabara. Nos preguntó cuándo planificábamos ensayar para irnos a ver. Ese día apareció con Santitos Colón. Se sentaron en un lado aparte de donde estábamos y al rato Tito siguió con los muchachos en el salón tocando y yo fui donde ellos estaban. Santitos me dijo, la orquesta no sirve,
pero el cantante es bueno. Viera me dijo, tienes que buscar mejores músicos, pero Santitos me provocó un ‘down’ increíble. Para hacer el cuento corto, posteriormente, con el tiempo, terminamos acompañando a Santos Colón en sus presentaciones”.
Dijo que la experiencia sirvió para darle ánimo de superación como conguero y optó por estudiar música. Prontamente lograron alternar en bailes con orquestas reconocidas hasta que llegó la oportunidad de alternar junto a la Sonora Ponceña.
“Ese día don Quique Lucca nos preguntó el nombre de la orquesta y como no teníamos todavía un nombre fijo, le dije ‘Somos de la Calle’… me dijo, ‘mira ponle La Orquesta Internacional. Ese era el nombre que teníamos antes y lo cambiamos por la Sonora Ponceña. Me dio el nombre y fuimos a la Federación de Músicos en Santurce e inscribimos la orquesta. Pedro López y La Orquesta Internacional”, recordó Conga.
Pasó el tiempo y cuando Viera volvió a escuchar la orquesta les dijo que les grabaría un disco. De esa producción pegó rápidamente ‘Mima la pululera’. Entonces los músicos que se burlaron de ellos querían formar parte de La Orquesta Internacional.
“La separación de Tito y mía en aquél entonces, fue porque la Fania nos puso acompañar a otros cantantes como Santitos Colón, Cheo Feliciano e Ismael Miranda y Tito me decía, yo quiero cantar. Es cuando llega Justo Betancourt a Puerto Rico y lo acompañamos también. Al tiempo, Justo le dijo que le produciría un disco y llorando no tuve alternativa. Recuerdo que una vez una señora nos dijo, ‘ustedes
se van a separar como músicos, pero van a estar juntos toda una vida’… siempre fuimos como hermanos. Estuve con Tito hasta una semana atrás”, dijo con un taco en la garganta.
Por otro lado, Ramón ‘Pewee’ López, bongosero y compañero de Tito en la orquesta fundada por Justo Betancourt, ‘Borincuba’ narró sus vivencias junto a Rojas.
“Llegamos a Borincuba desde los inicios, allá para 1976. Éramos como hermanos. En ese tiempo, yo era el más joven del grupo, tenía 17 años. Todos en la orquesta estaban contentos con Tito, Justo lo había bautizado ‘El Gallo Salsero’. Con Borincuba viajamos el mundo entero, y siempre yo era el compañero de cuarto. Además, cuando tocábamos en San Juan, se quedaba en mi casa”, recordó con nostalgia.
“Después que Justo se fue de Puerto Rico me quedé con él y seguimos con Borincuba. Luego trabajamos con lo que fue El Conjunto Borincano. Yo lo cuidaba, era su chofer y todo lo que necesitara… hasta que me fui a vivir en Pensilvania. En estos momentos de dolor, tengo que ver sus hijas y a su esposa, porque él, fue como mi hermano. Ellos me ayudaron siempre y hasta llegué a vivir en su casa”, concluyó agradecido ‘Pewee’ López.
Fundación Nacional para la Cultura Popular