El maestro Willie Rosario – Fernando Luis Rosario Marín- se adueñó de los escenarios bailables desde principios de la década de 1950 y ha mantenido su esencia y sabor hasta el día de hoy. El llamado ‘Mr. Afinque’ es una de las figuras más respetadas y emblemáticas de la salsa. Tras importantes huellas y pasos junto a las orquestas de Luis ‘Lija’ Ortiz, Noro Morales, Aldemaro, Joe Quijano y Johnny Seguí; el timbalero es un ejemplo de vigencia, perseverancia y sonido propio. Como director de orquesta, marcó una era extraordinaria con el sonido particular del saxofón barítono, su afinque con su timbal y sus cantantes Frankie Figueroa, Chamaco Rivera, Junior Toledo, Bobby Concepción, Guillo Rivera, Gilberto Santa Rosa y Tony Vega.
Entre risas, anécdotas e historias, la tertulia con Rosario, natural de Coamo, recayó en la obligada retrospección. En la búsqueda de los tiempos de su niñez, la entrada a la música y todo lo recorrido. Luego de realizar una breve pausa, recurrió a los recuerdos.
“Vivía con mi mamá, abuela y mi tía. Éramos muy pobres, pero dentro de la pobreza, mi mamá nuca me dejó caminar descalzo. Estudié elemental, intermedia y superior en Coamo. Muchas veces me fui con el desayuno de una taza de café con un pedazo de pan. Y a veces, llegaba a las 11:30 de la escuela para almorzar y teníamos lo mismo, una taza de café y un pedazo de pan. Éramos pobres, pero felices… mi mamá, mi abuela y mi tía se fajaron planchando. Cuando salía a las 3:00 de la escuela, buscaba un latón de manteca, me iba al balcón y lo utilizaba para tocar como las grandes orquestas de la época… Rafael Muñoz y Pepito Torres, entre otras”, dijo Willie Rosario acompañado por la nostalgia, vía teléfono desde su residencia.
“Posteriormente, nos mudamos a Nueva York y me fui con la intención de estudiar comunicaciones y gracias a Dios lo logré. Mientras, trabajé en diferentes lugares. Me gradué de periodista radial y laboré en una emisora. De otro lado, estudiaba un poco la batería y tocaba con algunas orquestas. Ahí llegaron las oportunidades con los grupos de Aldemaro, Quijano, Seguí y hasta con el flautista Herbie Mann”, destacó con su voz peculiar de locutor, bien modulada y extraordinaria dicción.
¿Cómo llegó la oportunidad de unirse al flautista Herbie Mann?
“Willie Bobo era quien tocaba con Mann y decidió marcharse para California. Entonces, Al Santiago, productor y dueño del sello discográfico Alegre, me recomendó. Pero solo toqué con Mann un par de veces, porque viajaba mucho con su orquesta y yo por mis compromisos, no podía. Mann estaba bien pegado con el jazz y además eran los tiempos del bossa-nova”, explicó ‘Mr. Afinque’.
Sencillamente, todo se alineaba para que el timbalero puertorriqueño iniciara sus andanzas como líder. Mientras formaba parte de la orquesta de Johnny Seguí optó por regresar a Puerto Rico; y Rosario se quedó al mando del grupo.
“Eso fue en 1958…teníamos muchos compromisos en el Caborrojeño. Tomé las riendas de la orquesta y nos fue muy bien. Después, comencé a grabar con mi orquesta y tras varios discos llegó el éxito ‘La cuesta de la fama’. Decidí regresar a Puerto Rico, porque deseaba que mis hijas se criaran en Puerto Rico e hice mi orquesta. Lo demás, hasta aquí”, dijo Rosario, dando gracias a Dios por tantos años de vida y en la música.
La bandera de su sonido es precisamente el ritmo y su peculiaridad del timbal afincado. Además, el saxofón barítono da la alerta de la sabrosura de Rosario y su orquesta. ¿Cómo llegó la idea del saxofón barítono?
“Mi orquesta tenía cuatro trompetas y estaba buscando un instrumento para diferenciarme de las otras. No deseaba clarinete, ni trombón, ni violín. Tocando con Herbie Mann en Blue Note de Nueva York, el otro grupo que alternaba era el del saxofonista barítono Gerry Mulligan. Recuerdo que realizaba unos pasajes de bajo, piano y barítono de maravilla con su grupo. Tan pronto escuché eso, dije eso es lo que quiero. Hablé con Bobby Valentín, quien trabajaba la mayoría de mis arreglos y le conté lo que deseaba. Me dijo que eso estaba un poco raro, pero que lo trabajaría y lo demás es historia”.
De igual manera, habló loas de Bobby Valentín, tanto como amigo, persona y arreglista. El binomio de artistas ha mantenido una sólida amistad por largo tiempo.
“Bobby es uno de los mayores colaboradores de mis arreglos musicales. Yo soy mayor que él, no lo conocí en mi pueblo -es también de Coamo- lo conocí en Nueva York, vivía en el edifico del lado. Siempre hemos colaborado de parte y parte… es un genio. Uno de los más grandes arreglistas. Es bien respetado y creativo. Nuestra amistad y hermandad es de muchos, muchos años”, afirmó.
Aprovechamos el momento para mencionarle al maestro, los nombres del pianista Javier Fernández y el trompetista Humberto Ramírez, dos músicos de excelencia que formaron parte de su orquesta.
“Javier Fernández, tremendo pianista y gran arreglista. Recuerdo a un muchacho tranquilo con inmenso talento. Realizó arreglos muy buenos para la banda. Y Humberto Ramírez, llegó a la orquesta tras llegar de California. También es un arreglista de primer orden. Lo considero el rey del jazz latino en Puerto Rico. Es un titán que ha perseverado mucho en el jazz latino”, apuntó.
En ocasiones anteriores que he platicado con el timbalero, siempre ha reído y disfrutado con el asunto de su edad. Dios lo ha bendecido con un extenso caminar por la vida.
“Bueno… unos dicen que tengo 99 años, otros que tengo 92, otros que 95… Unos dicen que mi mamá me inscribió muy tarde (ríe sin interrupción). A mi en verdad no me importa… no sé cuántos tengo. Lo importante es que sigo aquí y haciendo buena música”, dijo sin detener su carcajada.
“Mi reflexión es darle gracias a Dios por todas las bendiciones que me ha dado. Soy un hombre de fe. Hago el rosario diariamente y voy a misa los domingos. Trato de ayudar a los demás… soy un hombre de mucha fe. Doy gracias a Dios, todos los días por todo lo que me ha dado. Nunca imaginaba que iba a lograr tantas cosas en la música. Y menos, que iba a estar todos estos años tocando… eso es una gran bendición”, expresó agradecido.
El timbalero y director de orquesta no quiso concluir la conversación sin señalar que la primera vez que fue al Palladium, tocaba Tito Puente. Cuando lo vio tocar los timbales de pie, le llamó mucho la atención, porque en ese tiempo, todos tocaban sentados. Al poco tiempo, fue cuando se entró a la música y tuvo la oportunidad de conocer al ‘Rey del Timbal’.
“También conocí a Tito Rodríguez, cuando vivía en el Bronx. Tremendo ser humano y un cantante muy versátil. Sobre Machito Grillo, cuando vi su orquesta tocar por primera vez, pensé que estaba en otro lado del mundo por lo impresionante y extraordinaria. Muy buenos tiempos”, destacó el músico, quien legó en 1962 su primer proyecto musical ‘El bravo soy yo’, con varias canciones de su autoría.
El también integrante de las descargas del ‘Alegre All Star’ -recordados por sus y excelentes producciones- junto a Charlie Palmieri, Chombo Silva y otros colosos del momento, posee un caudal de discos como: ‘El bravo de siempre’, ‘Otra vez’, ‘From the Depht of my Brain’, ‘El Rey del Ritmo’ y ‘Nueva cosecha’, por mencionar algunos. Además, ha legado éxitos inolvidables entre los que se encuentran: ‘De Barrio Obrero a la 15’, ‘Juventud siglo 20’, ‘Antonia’, ‘Esa que yo conocí’, ‘Llueve’, ‘Déjame dormir’, ‘La maldad’, ‘Negrita linda’ y ‘Busca el ritmo’, entre una extensa gama de temas.