Hoy se cumplen 30 años de la desaparición física del increíble Héctor Juan Pérez Martínez, mejor conocido como Héctor Lavoe, originario de Ponce, Puerto Rico, y “Cantante de Cantantes”. Hoy sigue siendo uno de los referentes más importantes de lo que hoy en día conocemos como Salsa, género que unió varios ritmos de la música afrocubana y afro caribeña en medio de una efervescencia cultural anglo-latina vibrante en el Nueva York de los años 60.
A los 14 años, Héctor ya cantaba en su Puerto Rico natal, ganando poco más de $18 dólares la noche, sueldo más que aceptable para un niño de su edad. Ya en su temprana interpretación podías escuchar sus mayores influencias como: Chuito el Bayamón, Otilio González, Roberto Faz o Daniel Santos y por su puesto voces como: Cheo Feliciano o Ismael Rivera fundamentaron su formación como cantante.
A los 16 años llega a Nueva York buscándose la vida como cualquier otro inmigrante, limpiavidrios, conserje, mensajero, maletero, por nombrar algunos trabajos, hasta comenzar a frecuentar los clubes y salones de baile latinos en El Bronx y el bajo Manhattan. Comenzó como bolerista en un sexteto. De ahí paso a la New Yorker Band como corista y maraquero. Al mismo tiempo participaba itinerantemente en otras agrupaciones como: Alegre All Stars y Francisco ‘Kako” Bastard y su orquesta, donde conocería a su padrino artístico, Johnny Pacheco. Este le propondría al joven Héctor conocer y grabar con otra joven promesa musical, Willie Colón.
Héctor Lavoe llega a FANIA
“Cuando me ofrecieron grabar para el sello FANIA, no lo creí. Cuando conocí a Johnny Pacheco, lo primero que me dijo fue: -Hay que buscarte un cantante-… Yo en ese momento tocaba en el Club de la Legión Americana, en la 162 y Prospect Avenue, y en el piso de arriba, el Ponce Social Club, tocaba otra orquesta: The New Yorkers. Ellos tenían un cantante jovencito, jincho, feo y flaco. Se llamaba Héctor Juan Pérez Martínez. Fui con Pacheco a ofrecerle que grabara con nosotros ese primer disco. Para mí era duro, porque mi cantante llevaba años conmigo. Lo peor fue que Héctor me contestó bien guapetón: Yo no quiero grabar contigo, man… Ustedes están bien, bien flojos. ¿Por qué se negó? Con el tiempo me dijo, despechado, que fue porque en aquel momento no le había ofrecido entrar en la orquesta, solo grabar. Héctor y yo entendimos que nuestra unión era algo necesario y natural”, dijo el que fue por años su compañero y mejor amigo, Willie Colón.
En el verano del 67 sale al mercado El Malo, al siguiente año The Hustler. En estos dos primeros álbumes no vemos del todo el potencial de una dupla tan significativa para la música latina, aunque guardamos en la memoria temas clásicos como: El Malo, Quimbombó, Que Lío o Guajirón. En 1969 sale el álbum Guisando. Aquí el proyecto es abiertamente un binomio y deja de ser la orquesta de Willie Colón, con un concepto más atrevido, más cerca de la raíz y más alejado del Boogaloo y del crossover. A finales de ese mismo año editan Cosa Nuestra, álbum que irrumpe en todo el mercado del caribeño, daciones como Cheche Cole, Juana Peña o Te Conozco. Mismos que ya son parte fundamental de la cultura popular del caribe y Latinoamérica.
La dupla Héctor Lavoe y Willie Colón
El éxito de Colón y Lavoe ya era estelar: giras y conciertos se sucedían año tras año a la par de surgimiento de la Orquesta de la Fania All Stars. Sello que además centraba toda la producción no solo del exitoso duo, si no del género entero. Los exponentes más importantes de la Salsa confluían en una sola orquesta, que giraba por todo el mundo llevando lo mejor de la música afro caribeña.
Años sumamente creativos entre 1970 y el 1973: La Gran Fuga, Asalto Navideño y Juicio, los álbumes de donde podemos recordar temas como: Barrunto, La Murga o Ah-ah/O-no.
La fama fue mucho para Héctor Lavoe
La fama cobraba un precio muy alto y Héctor no estaba eximido de pagarlo. Su éxito artístico nada tiene que ver con su vida personal. Lavoe a estas alturas de su carrera difícilmente podía lidiar con la fama. Comenzando con una vida de drogas y excesos, que indudablemente comenzaron a hacer mella en su talento. De aquí que lo comenzaran a llamar “El Rey de la Puntualidad”. Evidentemente, este nuevo estilo de vida terminaría acabando con la relación artística entre él y Willie Colón. No si antes editar álbumes como Asalto Navideño 2 y Lo Mato. Disco del que se desprenden temas como, El Día de Mi Suerte o Calle Luna, Calle Sol.
“Creo que él estaba tratando de encontrar una forma de decírmelo. Esperé por Willie más de dos meses antes de grabar “La Voz”, mi primer álbum en solitario. Willie no tocó en mis grabaciones después de eso, pero él continuó conmigo como productor. Después del éxito del álbum “La Voz”, Willie me dijo que yo estaba listo para liderar mi propia orquesta, así es que seguí adelante y lo hice. Al principio yo estaba dolido, pero pronto me di cuenta de que la separación tenía su propósito; ¡Era una prueba! Tenía que probar que podría seguir solo. En caso de que, un día, uno de nosotros no estuviese. Gracias a Dios, ambos salimos bien. En realidad, la separación me ayudó a ganar confianza en mí mismo”, dijo Héctor Lavoe en una entrevista para la revista Latin NYC en 1980.
El Héctor Lavoe solista
En 1975 comenzó un viaje increíble con su propia orquesta y, aunque ya no existía el dúo Colón-Lavoe, continuaron trabajando juntos en producción. Cosa que además lo ayudó a fortalecerse como artista. De este periodo tan fructífero, recordamos los álbumes La Voz, con temas como: Rompe Saraguey, El Todopoderoso y Mi Gente. Temas que lo catapultarían a la estratosfera de la fama mundial.
Los siguientes trabajos: De Ti Depende en 1976, Comedia en 1978, Recordando a Felipe Pirela en 1979, El Sabio en 1980, no hicieron más que posicionarlo en el “Olimpo de la Salsa”. De este período recordamos la famosa canción El Cantante compuesta por Rubén Blades para sí, pero finalmente, cedida a Lavoe a petición de Willie Colón, dado el parecido del tema a la carrera de Héctor.
El declive de su salud y la triste muerte de Héctor Lavoe
Las giras, tanto con Faria All Stars y su propia orquesta, nunca se detuvieron. Al mismo tiempo, su calidad de vida y salud se deterioraba cada vez más. Esto repercutía en su labor escénica. Causaba que llegara tarde a los conciertos. En algunos casos, simplemente no se presentaba.
Su adición a las drogas se fue agarbando con los años y esto evidentemente recayó en su salud mental, llevándolo a graves y recurrentes episodios de depresión de los que cada vez le fue más difícil salir. Amigos como Willie Colón, Cheo Feliciano e Ismael Miranda intentaron ayudarlo, pero todos sus esfuerzos fueron en vano.
Héctor Lavoe falleció el 29 de junio de 1993 a causa de un paro cardíaco, después de haber sido diagnosticado cáncer de pulmón, diabetes, VIH y haber atravesado un derrame cerebral.
Hoy, 30 años después de su fallecimiento, Héctor Lavoe sigue vivo entre las calles y barrios de las comunidades más humildes de Latinoamérica. Sigue formando parte de la cultura más esencial de nuestra sociedad más trabajadora, contando las penurias y dificultades de todo hijo de vecino.
Increíblemente, después de tantos años, sus letras siguen siendo el reflejo de una realidad que aparentemente sigue sin cambio alguno para nuestros pueblos latinos. Héctor Lavoe, “La Voz”, “El Cantante de Cantantes”, “El Jibarito de Ponce”, vivirá por siempre en el corazón de la música latina.
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