A sus 81 años y con un compromiso inquebrantable con la cultura salsera, el maestro Roberto Roena tuvo como norte el ensayo continuo de su Apollo Sound en espera de, tras la superación de la pandemia del Covid-19, regresar a las tarimas a deleitar a la grey salsera.
En 2016, en compañía de su hijo Robertito, quien le llevó la agenda hasta su fallecimiento un año y medio después, Roberto fue objeto de un homenaje en el Capitolio por sus 60 años de trayectoria.
En 2021, celebraría 65 de carrera. En la última entrevista, con la transparencia que siempre le caracterizó, Roberto recordó cuando Rafael Cortijo lo fue a buscar a su casa. Doña Raquel, su madre, posteriormente lo autorizó. Transcurría el 1956 y por eso Roberto Roena celebra su sexagésimo aniversario de carrera en 2016, incluyendo su estadía con el Combo de Cortijo, a quien le atribuye su éxito como exponente de la música popular.
“Es un honor para mí, que recibo con humildad”, dijo entonces Roena, quien semanas previas en el Teatro de la Escuela de Bellas Artes de Carolina fue exaltado al Salón de la Fama de la Música Popular.
“Me acuerdo de todo, tengo la mente clarita. Son 60, desde que empecé con Cortijo. Yo lo que hacía era jugar pelota. Yo tocaba un poquito de congas y fue a su lado que me desarrollé”, señaló Roberto, quien en el elepé “El progreso”, de 1978, le dedicó la canción “Cortijo lo dijo”.
“Cortijo es mi todo”, afirmó Roberto, quien también le agradece mucho a los Mulatos del Sabor de Rafael Ithier. Un imprevisto detonó en la disolución del Combo de Cortijo y Roena se integró a la orquesta de Mario Ortiz. Seis meses después, en 1962, se unió a El Gran Combo.
“Ahí fue donde me desarrollé”, señaló.
Y no solo se desarrolló, sino que contribuyó al enriquecimiento de El Gran Combo cuando en 1964 creó el ritmo conocido como ‘jala-jala’ que luego en esa década Richie Ray popularizó.
“Yo creé el ritmo, la canción y el baile. Terminamos un ensayo de un show en WKAQ Radio y después de comernos unos emparedados, regresamos y en el piano Kito Vélez tocó lo que yo le tarareé y que toqué con la campana. Andy Montañez y Pellín Rodríguez colaboraron mucho. A Álvarez Guedes, dueño de Gema Records, le gustó”.
En sus 65 años de trayectoria, Roberto vivía orgulloso por la creación de su Apollo Sound, una de las orquestas más arrolladoras de la salsa, cuya combinación de dos trompetas, saxofón y trombón, con guitarra eléctrica ocasionalmente, impuso una sonoridad original que no admitió parangón ni con el Combo de Cortijo ni con El Gran Combo.
“Parte del éxito fue el sonero Piro Mantilla, que cantaba y tocaba congas con un trío en el Black Angus en Miramar. Era un cantante diferente. Lo invité para la orquesta y aceptó. Yo no quise estar robándole músicos ni cantantes a nadie. Por eso Piro entró”, recordó Roena al aludir al sonero que popularizó “Tú loco, loco, y yo tranquilo”, “Mandingoré”, “El traqueteo”, “Chotorro”, “Te lo voy a jurar”, “El sordo”, “El escapulario” y el bolero “Soñando con Puerto Rico”.
El día de la última entrevista Roberto evocó las enseñanzas de su inolvidable tío Aníbal Vázquez. A su lado bailó con las Estrellas de Fania durante el montuno del éxito “Coro miyare”, robándose el show en decenas de conciertos alrededor del Mundo. “Tío bailaba con mi hermano Cuqui. Cuando este murió, comenzamos a bailar juntos”.
El resto de la historia es reconocida internacionalmente. Se le venera como una de las Estrellas de Fania desde el 1971 en el Cheetah, con su mítica versión de “Ponte duro”.
Cuando Piro se lanzó como solista con Velvet Records, el Apollo Sound continuó conquistando el universo salsero con los cantantes Tito Cruz, Sammy González, Papo Sánchez y Carlos Santos.
También fue pieza clave en El Combo del Ayer y en el concepto de Los Hijos de los Célebres, con MP.
Si bien los cantantes han sido determinantes en el éxito del Apollo Sound, su director comparte el reconocimiento con los arreglistas que han desfilado por su organización, desde Elías Lopés y Miguel Rodríguez hasta Jorge Millet y Julio ‘Gunda’ Merced.
“Creamos una combinación diferente. También tuve la dicha de tener muy buenos arreglistas, como Mario Ortiz. Es uno de los mejores, al igual que Ray Santos. Me siento muy orgulloso de nuestra aportación al género. Era una combinación de actitud y el deseo de hacer buena música para el bailador”.
En la postrera entrevista Roberto Roena reflexionó sobre la salsa. Veía la expresión como un vaivén; un género de altas y bajas, pero de más virtudes que defectos.
“La salsa se detiene y avanza, avanza y se detiene. Lo que le falta, en mi opinión, son oportunidades porque hay muchachos muy talentosos. Así lo veo yo”.
El Apollo Sound siguió tocando para el pueblo. Su frente, como ha sucedido con orquestas veteranas como las de Willie Rosario y Bobby Valentín, se renovó con jóvenes cantantes como José Luis de Jesús, pero sin descuidar la tradición que representó con honores el veterano sonero Héctor ‘’Tempo’ Alomar, cuyo reciente deceso lamentó muchísimo, como la muerte de su hijo Robertito.
A sus 81 años la campana de Roberto Roena marcaba con sabor la clave mientras el macho y la hembra de su bongó condimentaban el tumbao con maña.
Parte de sus recientes apariciones discográficas son su participación en el disco que Diego El Cigala grabó en Puerto Rico en tributo a Tite Curet.
Roena se unió a la sesión como bongocero, junto a compañeros de la Fania como Bobby Valentín, Nicky Marrero y el recientemente fallecido Larry Harlow.
“Es un fenómeno. Esta es una producción muy importante. Es un álbum diferente; es algo bien variado, que va a gustar mucho”, dijo entonces el Señor Bongó, que también intervino en los recientes álbumes de Mario Ortiz Jr. y Gilbertito Santa Rosa.
Roberto Roena, cuya trayectoria también estuvo matizada por sus regresos y salidas involuntarias al ambiente salsero, reverdece laureles cuando de la mano del productor Pepe Dueño debuta en Bellas Artes para celebrar su 25 aniversario. Concierto que reunió a todos los cantantes que desfilaron por el Apollo Sound en un acontecimiento memorable para la salsa documentado en cd y en dvd en 2003.
La Salsa está de luto, no hay duda. Pero hace rato que Robertito Roena se abrazó a la inmortalidad. Ahora baila y campanea en la rumba eterna.
Descanse en paz.
Fundación Nacional para la Cultura Popular