Con una emotiva ovación, Gilberto Santa Rosa fue recibido la noche del sábado por el público, que lo acompañó a reabrir el Coliseo de Puerto Rico y marcar la historia del recinto, tras el cierre obligatorio de un año y tres meses por la pandemia.
La velada de tres horas arrancó a las 9:14 p.m. con Amor mío no te vayas, entre aplausos, la clave y gritos de la audiencia. Inmediatamente siguió con Quiéreme, Vino tinto y Conciencia.
“Oiga que rico se siente, encantado de estar aquí, sentir ese cariño que solo se siente con el público presente. Que privilegio que podamos ser nosotros (los primeros). Por 44 años me ha seguido dando cariño mi País, mi casa”, fueron las primeras palabras del Caballero de la salsa, quien tuvo como corista a Michelle Brava.
Siguió con Almas gemelas, Sembrando para ti y Lluvia. Esta última en homenaje póstumo al músico Jimmie Morales (QEPD).
“Dentro de toda la fiesta y alegría de vernos tenemos un poquito de nostalgia, este colectivo perdió un baluarte de mi carrera. Compartí con este hermano por 40 años. Es la primera vez que hago un concierto de envergadura y no tengo a mi hermano con su tumbadora y sonrisa. Escogí esta canción para recordarlo porque fue de la primera orquesta en la que tocamos, de Willie Rosario y ahí nos hicimos hermanos”, expresó Gilbertito emocionado por entonar el corte, durante el cual proyectaron imágenes del fenecido músico que al final fue aplaudido por la masa.
Montón de estrellas y No me dejes solo fueron las próximas. Entonces entró Pirulo para acompañarlo en Que se sepa y en un duelo de timbaleros
“Noche de salsa, ¡arriba!”, exclamó eufórico Pirulo. “Que bueno verlos”, agregó.
Así fue como pusieron a gozar a la audiencia con su mano a mano en los timbales.
“A ver si de verdad le metes”, exclamó Pirulo, quien sin duda lo ganó. Al concluir sellaron el acto con un abrazo.
“Después de la tormenta tiene que venir la calma, que las cosas no son como antes”, indicó el intérprete con humor, como antesala a una serie de temas para “corazones rotos”. Entiéndase, Amor para la historia, Mentira y Si te dijeron, que le compuso Víctor Manuelle.
Continuó con el popurrí de No la llames, Tú y Muñeca, para “los graduandos entre el 86 y los 90”.
Lo siguiente fue Sin un amor y Que manera de quererte, en la cual se lucieron al frente los músicos de los instrumentos de viento, incluyendo a la trompetista Rebeca Zambrana.
En Suma y resta entró el salsero Gerardo Rivas, quien improvisó durante el tema y luego cantó el sencillo Happy. Este además estuvo en la orquesta en la tumbadora.
No fue hasta en Vivir sin ella que comenzó a observarse a una mayor cantidad de parejas bailando en arena y Santa Rosa puso a todo al público a cantar el coro. Esta fue una de las más aplaudidas de la noche.
El salsero hizo un alto para presentar a sus amigos, sentados entre el público. Lo cual acostumbra improvisando versos, tras la audiencia cantar el coro: “Mira quién llegó, quien está ahí, que bueno que me vino a ver”. Estos fueron Yan Collazo, Otilio Warrington y su hijo Alí; Isaac Delgado, Chucho Avellanet, Ferdinand Pérez, Marilyn Pupo, Wisón Torres, Papo Rosario y Julio César Sanabria.
Las siguientes piezas fueron: Conteo regresivo y Perdóname, que fue coreada por los fanáticos y otra de las ovacionadas por su soneo.
Así pues, le llegó el turno a Isla del encanto, acompañado por la joven cuatrista Fabiola Muñoz. La dedicó a varios atletas olímpicos y paralímpicos boricuas que subió al escenario, incluyendo a las 12 guerreras del equipo nacional de baloncesto femenino, quienes fueron sumamente aplaudidas. Aquí desplegaron en el escenario la bandera puertorriqueña gigante, realizada con retazos que la delegación de atletas llevará a ambas competencias deportivas internacionales.
Prosiguió con Que alguien me diga, que los presentes no se hicieron esperar para entonar; y La agarro bajando.
El espectáculo finalizó con un popurrí de plenas en compañía de Pleneros de Severo y la orquesta, a las 12:12 de la medianoche.