Tony Vega: “Soy un milagrito”

Cuando el cantante Tony Vega afirma que es un “milagrito”, tiene todas las razones para decirlo, porque un dolor en el pecho que en principio atribuyó a un gas pasó a ser una emergencia que pudo haberle costado la vida si no hubiera tomado la decisión de ir a una sala de emergencias.

Ahora lo cuenta con humor, pero sobre todo reafirmando su fe, porque de los médicos lo que escuchó fue lo peor, estando solo en un hospital, ya que debido a las restricciones de la pandemia del COVID-19, solo pudo quedarse él. La esposa, Ángeles, supo de la gravedad después que él había sido transportado en un helicóptero-ambulancia desde Florida hacia otras institución hospitalaria en Atlanta.

Fue un episodio de salud que empezó el pasado Día de las Madres, y del que, afortunadamente, se ha ido recuperando al punto de ya haber realizado varias presentaciones artísticas y el sábado, 20 de febrero, presentará en modo virtual el concierto pregrabado “Íntimo”, en el que compartirá 11 de sus clásicos de la salsa romántica.

“Soy un milagrito”, fue su primera expresión al iniciar la entrevista con este diario. “El Día de las Madres lo pasamos en familia, sentía un dolor en el pecho, como un reflujo, como si fuera un gas, que me levantó, pero no era eso que cuentan de que sientes un elefante sentado en el pecho. Nunca me quedé corto de aire ni se me sentó un elefante y si se me sentó uno, estaba yendo a Jenny Craig, porque estaba livianito”, contó por vía telefónica y riéndose de lo que fue el inicio de un proceso de mucha incertidumbre.

Luego se provocó toser, sintió un alivio y se acostó, pero experimentó una molestia y le pidió a su esposa que lo llevara a emergencia. No llevó ropa para cambiarse, porque jamás imaginó lo que escucharía poco tiempo después.

“Entré, (me hicieron) la prueba del COVID, ahí empezaron a hacerme análisis, al rato el doctor vino y me dijo, ‘Te voy a dejar (ingresado), porque quiero seguir haciéndote algunas pruebas’, pues llamé a mi casa, ‘Mira necesito unas pijamas, un cepillo de dientes’, y no pasaron 40 minutos que el tipo regresa y me dice, ‘Señor Vega, usted está en un asunto de vida o muerte, usted tiene horas de vida, usted tiene la vena aorta abierta en dos partes, pero la parte que está cerca del corazón, tiene horas de vida’, relató.

Lo próximo fue que en ese primer hospital no podían hacer nada más por él y lo trasladaron en helicóptero hacia el Emory University Hospital en Atlanta. “Me cayó el mundo arriba, yo dije, ‘¿Y esto?’. Entonces nadie en mi familia sabía nada”.

El viaje, aún con la corta distancia, fue el más largo en sus 44 años de trayectoria, afirmó.

Al llegar se le presentaron dos médicos, y uno de ellos, le habló: “Señor, yo soy el doctor tal y te voy a salvar la vida. Este colega mío va a limpiar y este otro colega va a cerrar’, y dije ‘¿Cómo?”.

Con esa misma frialdad la esposa conoció de su estado. “La llamada del doctor a mi esposa fue, ‘Soy el doctor tal y tal, si logro hacer lo que quiero, le salvo la vida a su marido. Esté pendiente al celular’”.

En medio de esa película de terror, el salsero tuvo la preocupación de que la intubación le afectara sus cuerdas vocales y se lo manifestó a la anestesióloga. “Yo no te voy a salvar las cuerdas vocales, nosotros estamos aquí para salvarle su vida’”, le dijo. “Ahí se me cayó el mundo, me fui en un trance, fue esa despedida a la cañona, porque no la quieres hacer, pero Dios nunca deja a uno”.

Comentó que la reciente crisis de salud del cantante Ismael Miranda, de quien es colega y amigo, lo llevó a rememorar lo vivido el pasado mayo.

“Espero que podamos juntarnos y contarle a la gente que Dios es real y sigue haciendo milagros”, puntualizó.

 Rosalina Marrero-Rodríguez

 

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