Gracias a su voz, temas como Gitana, El Gran Varón, Idilio o Talento de televisión, por solo mencionar unas cuantas, se han convertido en himnos, no solo de la salsa, sino de la música latinoamericana.
Nacido hace 69 años, Willie Colón llega a Medellín para uno de los conciertos centrales de la Feria de las Flores.
Se autodefine como uno de los últimos mohicanos de la salsa, le gusta el reguetón, género que respeta y reconoce su origen en las esquinas, en el barrio, tal y como surgió la salsa, el rap y el hip hop.
Dice que los puertorriqueños y, en general los latinos, tienen una gran deuda con Colombia, por mantener viva la música que hizo grande a figuras como Héctor Lavoe, Rubén Blades, El Gran Combo de Puerto Rico y él mismo.
Para Willie Colón es un gusto estar de nuevo en Medellín, una ciudad que considera una de sus favoritas en el mundo entero. Espera tener tiempo para montarse en una moto y recorrerla, de manera anónima, como casi siempre que lo hace cuando visita esta tierra.
¿Por qué cree que su música sigue tan vigente, en medio de tanto cambio en la industria musical?
“En nuestros tiempos, nosotros mismos componíamos y grabábamos las canciones, eran letras de gente del barrio, no de grandes poetas o escritores. Hoy en día, lo que están usando son poemas o baladas refritas, con palabras muy rebuscadas. Otra razón es que ahora todas las canciones se parecen, es más de lo mismo, cuando en nuestro tiempo, hablo por mí, procurábamos que cada tema tuviera un concepto totalmente diferente a los del mismo álbum o a los del pasado”.
¿Las canciones de hoy son efímeras, casi que al mes pocos recuerdan una letra, usted cómo lo analiza?
“Antes no teníamos esa limitación de cuatro minutos por canción, uno escribía hasta donde le daba la gana, hacíamos números (temas) de dos minutos, también de ocho o más. Lo que pasa es que el negocio fue cambiando y la radio limitó a que las canciones no pudieran pasar de ese tiempo, por ejemplo los arreglos de El Cantante 0 Periódico de ayer tenían interludios largos, ya no hay tiempo para eso, como para que tampoco los músicos se destaquen y hagan un solo (con un instrumento) bien hecho, eso es una de las cosas que uno extraña y que hace que los números sean tan cortos que parecen un jingle de televisión”.
¿Por qué la salsa pegó tan fuerte en Colombia?
“Tiene regiones que son igualitas a Puerto Rico en muchos aspectos, en especial en las costas, pero fuera de eso el colombiano es muy universal, es más abierto culturalmente, creo que hoy en día hay más salsa y timbales en Colombia que en Puerto Rico. Nosotros, los puertorriqueños, tenemos una deuda muy grande con ustedes porque han mantenido el apoyo a la salsa, sino fuera por el colombiano y su impulso este género ya se hubiera caído totalmente”.
¿Cómo analiza el furor latino en el mundo entero, empezando por la música?
“El mundo cada vez es más pequeño y nos están conociendo más, están descubriendo que somos ágiles, inteligentes y lindos, y todo eso no se puede negar. Ya somos la segunda o tercer lengua más hablada del mundo, así que ya no nos pueden ignorar más. Igual, la tecnología nos ha igualado en el campo de juego y estamos usando esas ventajas para mostrar lo que somos y a los demás les gusta lo que están viendo y oyendo”.
Es imposible no preguntarle por el boom del reguetón y si ha afectado a la salsa…
“El mundo sigue rodando y con el tiempo el reguetón solo va a sacar a la salsa hasta cierto punto, creo que la salsa es fuerte y universal, pese a que supuestamente solo es para los viejos. La salsa es la reconciliación de nuestras raíces, es una música que sigue la tradición de la calle, que fue de donde también viene el reguetón. La música urbana es el nuevo folclor de las calles , de la esquina, igual como lo fue la salsa, el rap y el hip hop.
El ritmo básico del reguetón, el dembow que llaman, recuerdo haberlo escuchado antes en Brasil cuando lo tocaban en los carnavales.
Esa esencia que tiene la salsa, los chamos la sienten hoy dentro del reguetón, que tiene cosas bien chéveres, bien graciosas, aunque algunos con mensajes, para mí, muy explícitos, que no son necesarios. Yo ya tengo 69 abriles encima, tenemos que cederle espacio a los chamacos nuevos. Nadie esperaba que la salsa estuviera aún tan fuerte, que se ha convertido en tradición, en el folclor del continente”.
¿Falta renovación en la salsa, en cuanto a letras, sonidos e intérpretes?
“Hace falta una cara nueva, alguien que aparezca, que diga esto es lo que traigo, alguien que tenga los pantalones bien amarrados con letras y mensajes, como fueron Héctor (Lavoe) y Rubén (Blades). Hace falta alguien con esa fuerza y carisma, estoy seguro de que está ahí afuera, hay que encontrarlo, porque yo y otros tantos ya somos los últimos mohicanos de la tribu y necesitamos que alguien siga cargando la antorcha”.
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