Anoten bien esta proclama: ¡el arte de República Dominicana está por todo lo alto! Y así ha sido, también, desde tiempos inmemoriales. La afirmación se puede constatar solo dando algunas miradas retrospectivas. Son decenas los dominicanos que han brillado -con su canto, funcionando con el piano, talento en la composición, exitosa labor en la maestría, con el liderazgo en la “orquestación” de la música popular-, pero, además, en el difícil y complejo rol de dirigir una orquesta sinfónica en cualquier país del planeta Tierra- sinfónica.
Hay nombres, de esos talentos quisqueyanos, que en la actualidad dejan sentir sus capacidades a nivel global… ¡y cuando son, por ejemplo, contratados para realizar sus tareas profesionales, alcanzan la cima!
Uno de los ejemplos más palpables, y que expertos han sindicado como un hecho de trascendental consecuencia (que marca un hito ya calificado como “éxito emblemático” de la composición), lo constituye el conocido tema “Por amor”.
“Por amor”, canción nacida por el talento del maestro Rafael Solano, ha recorrido todo el orbe, ganando todos los aplausos… ¡y en todos los idiomas! Al veterano cantante Niní Cáffaro le tocó el singular rol de interpretarla, y lo hizo por primera vez en el Festival de la Canción, realizado en Santo Domingo en 1969.
Ya han pasado más de cuatro décadas de aquel acontecimiento musical que concitó la atención de todo el territorio de la “patria amada” de Duarte y Luperón. ¡Y todavía esta pieza “retumba” en los oídos de millones de personas!
Porque, recuerdan especialistas, otros afamados cantantes -y se citan al gran tenor español Plácido Domingo y al experimentado intérprete de boleros y baladas Julio Iglesias, también de nacionalidad española, grabaron el tema. Y los éxitos, que rememoran historias como si fueran “fantasías”, son inenarrables.
Los triunfos mundiales
Los tiempos de antes -y los de ahora- hablan bien claro de cómo ha sido el accionar de los artistas oriundos de República Dominicana. ¡Porque esos tiempos han dejado huellas indelebles que llenan de orgullo a quienes con su talento aportaron (y aportan) letras doradas para la historia del arte y “el espectáculo per se”.
¿Quién no se suscribe al citado comentario? Es una pregunta que podrían formular los más entendidos en la materia y máxime cuando plasman, en la propia historia contemporánea y del ayer, nombres grandiosos como Eduardo Brito, don Papa Molina, Lope Balaguer, Francis Santana, Johnny Ventura, Wilfrido Vargas, Billo Frómeta y Manuel de Jesús.
Sobre Manuel de Jesús -dicen veteranos analistas del área del arte y espectáculo- puede ser señalado, en justicia, como uno de los más conspicuos y talentosos compositores de América Latina que brillaron en las décadas de los 60, 70 y 80. Sus decenas de composiciones fueron interpretadas por famosos cantantes (entre ellos mexicanos y chilenos). Y en ese contexto, no dejen de hacer mención a íconos como Lucho Gatica, Rafael Vásquez, Antonio Prieto y Marco Antonio Muñiz.
Pero, ¿y qué se puede reseñar, cuando de grandes artistas dominicanos se trata, en la historia de ahora? Démosle respuesta a tan interesante interrogante.
Y de inmediato, sin andar con “rodeos de mediatintas”, que los expertos -y la propia gente del pueblo- escriba algunos de los artistas que ahora triunfan en escenarios internacionales. Entonces aquí van nombres dominicanos de “altos rangos” en el exigente mundo artístico: Michel Camilo, Juan Luis Guerra, José Antonio Molina, Romeo Santos…
Juan Luis Guerra, estelar compositor (y buen cantante), ha sido -tal vez- el artista criollo de más brillo en los últimos veinte años. Así lo señalan sus resonantes éxitos, tanto como líder del grupo 4.40, como con su labor como solista.
¿Y qué decir de Michel Camilo? Los analistas e historiadores se “quintan sus sombreros” para referirse a este talentoso del piano y la llamada música de los músicos: el jazz. Camilo, con su Latin-Jazz, ha recorrido el mundo. Y en todos los escenarios del Universo -principalmente en Estados Unidos y Europa- ha sido aplaudido ruidosamente. ¡Grande, grande Michel Camilo!
En una de las crónicas sobre su trabajo internacional -y que recientemente destacaron medios noticiosos- se refiere a que “Michel Camilo donde más deja sentado su calidad con el jazz es Essence, (o sea esencia en español), es el álbum número 25. Es un número importante, pensó el jazzista y compositor, por lo que decidió que esta producción sería una celebración, un paseo por piezas emblemáticas de su carrera. Eso sí, esta vez tocadas con una gran banda”. La banda a la que se refiere la reseña periodística, y que da más realce a la figura mundialista de Michel Camilo en estos tiempos de la modernidad del arte y el espectáculo, es bautizada como “Big-Band”.
La bachata, el merengue y la salsa
Merengue, bachata y salsa. Estos tres géneros, que nunca se ausentan de los grandes escenarios, principalmente cuando se trata de shows montados en República Dominicana, Puerto Rico y Nueva York, siempre tienen como entes trascendentes a artistas dominicanos.
En líneas reseñadas más arriba se lee a un nombre muy especial: Juan Luis Guerra, quien es protagonista de dos de esos géneros: merengue y bachata, con los que ha dado la vuelta al mundo.
Orquestas como las de Los Hermanos Rosario, Wilfrido Vargas, Cuco Valoy, Fernando Villalona, Ramón Orlando, Johnny Ventura, Eddy Herrera, Milly Quezada, Sergio Vargas, Héctor -El Torito- Acosta, Conjunto Quisqueya y la New York Band, entre otras, deben figurar como esencia de la buena música popular, según el consenso de los más capacitados historiadores y expertos musicales.
Billo Frómeta, con su nunca olvidada orquesta “Billo “Caracas” Boy, llegó a ser considerado como el mejor director musical de Venezuela durante décadas y hasta fue galardonado por la Presidencia del país suramericano. Es una historia que nadie puede borrar.
La síntesis de este reportaje se concreta en que República Dominicana, por la calidad puesta a prueba durante decenas de años por sus más talentosos representantes artísticos, ocupa un sitial de alto privilegio en el arte y el espectáculo a nivel de todo el planeta.
Se precisa que la manifestación autorizada -dicen expertos- no raya en lo hiperbólico y mucho menos en el plano del chovinismo. ¡Porque la verdad siempre flota!
Grandes creadores
Y si de bachata se trata, pues ahí están los medios de comunicación (periódicos, radio, televisión y ahora las publicaciones digitales) que no paran en resaltar la calidad de Romeo. Este fenómeno del ritmo bachata ha revolucionado el mundo del espectáculo. Es un artista que donde quiera que se presente despierta los vítores de las masas enardecidas, principalmente de los jóvenes de uno y otro sexo. Pero, ¡qué bachatero tan sensacional! ¿Y de la salsa qué? La pregunta se hace para dimensionar a uno de los grandes de este género: el extraordinario Johnny Pacheco, a quien se le atribuye ponerle el nombre a ese contagioso ritmo musical. Pacheco, con su famosa orquesta Las Estrellas de Fania, revolucionó el ritmo salsa que hizo “estragos” en los más históricos y famosos escenarios de Estados Unidos -con su emblemática ciudad de Nueva York-, Puerto Rico, Panamá y Venezuela, entre otros países. Otro figura dominicana de trascendencia internacional ha sido José Alberto “El Canario”, cuya trayectoria ha dignificado la música tropical que se pone de relieve en la industria.
Carlos Nina Gomez