El puertorriqueño Gilberto Santa Rosa cuenta con décadas de trayectoria profesional que le respaldan como uno de los cantantes de mayor calado en lo que respecta a la salsa, las composiciones románticas del bolero y los ritmos latinos propios de los instrumentos utilizados en la música latinoamericana.
Su interés por la música viene desde muy lejos. Cuando apenas era un preadolescente de 12 años empezó a barajar las posibilidades de dedicarse profesionalmente a ella, por lo que tuvo la ocurrencia de formar una agrupación junto a sus amigos y compañeros cercanos que también compartían entre sí esa misma pasión hacia los sonidos de su tierra. La vida de un niño en Santurce durante la década de 1970 no siempre debió ser fácil, pero la música suponía una válvula de escape y un motivo de celebración ante las adversidades del día a día.
El primer referente de Santa Rosa
Sin embargo, cuatro años antes de este acontecimiento paradigmático en el devenir del artista, hubo un precedente que se convirtió en la primera gran inspiración de Santa Rosa. Se trataba de las canciones de Tito Rodríguez, uno de los padres de la salsa y la pieza clave para comprender cuáles son los cimientos estilísticos de las primeras producciones musicales que llevó a cabo Gilberto.
Cuando el ‘Caballero de la Salsa’ tenía 8 años, su madre -una gran fanática de la faceta bolerista de Tito Rodríguez- le puso el repertorio de dicho artista, lo cual encendió la llama de su amor hacia la música. Comenzó a buscar información sobre él y, para su sorpresa, descubrió sus múltiples facetas artísticas (guarachero, sonero, director de orquesta, abriéndole un abanico hasta entonces ignoto para él.
Gilberto admiró desde entonces y para siempre la capacidad que Tito Rodríguez tenía para crear un estilo único utilizando de forma beneficiosa sus limitaciones. No era muy alto, pero siempre se preocupó de vestir muy bien y tener una imagen impecable, algo de lo cual consiguió transferir a las siguientes generaciones: La importancia de una buena estética.
Tenía una voz curiosa, que aparentaba ser muy aguda, pero se tornaba profunda y cargada de tonos graves, sumado a una dicción particular con un sentido rítmico apabullante en el que demostraba sus amplios conocimientos como percusionista.
En suma, Gilberto captó a la perfección la visión que Rodríguez tenía sobre cómo debería proyectarse la música tropical en el futuro. A partir de ese momento, se convirtió en una influencia que se mantuvo presente en toda su etapa inicial como artista.
El particular homenaje de Gilberto
Fue tal el respeto que Gilberto le confirió siempre a Tito Rodríguez, que en el año 1992 decidió hacer el disco ‘A dos tiempos de un tiempo’ en el que homenajeaba directamente a su máximo referente.
Este disco (el séptimo álbum de estudio del artista) está compuesto por catorce canciones, algunas de las cuales fueron escritas originalmente por Tito, como por ejemplo ‘Mama Guela’ y ‘El que se fue’. También coincidió con el noveno aniversario de la muerte del homenajeado.
En conjunto, esta recopilación de canciones míticas escritas por diversos artistas del género fue un hermoso tributo dedicado al cantante sin el que Gilberto Santa Rosa sería el salsero internacional que conocemos hoy en día.
Román Casero