Ismael Rivera poseía una voz única y acompañado por Cortijo y su Combo, formaron un grupo musical excepcional. Era usual que el público se congregara en las inmediaciones de WKAQ Radio en Miramar, cuando Rivera y Cortijo visitaban la emisora para escucharlos y verlos, aunque fuera de lejos. Una de esas tardes, un jovencito tuvo la osadía de acercarse al Sonero Mayor para decirle que podía tocar el tema Quítate de la vía Perico de oído. Rivera se le quedó mirando y ni corto ni perezoso, el niño esgrimió su trompeta y tocó el tema en forma impecable para el asombro de todos.
Aunque sus padres, Don Esteban y Doña Natalia, le pusieron por nombre Luis Esteban, esa tarde el Sonero Mayor lo rebautizó con el nombre con el cual ha hecho historia musical: Luis “Perico” Ortiz.
El artista recuerda que Rivera le dijo: “Te vas a llamar Perico y con tu trompeta le vas a dar honra a nuestra música”. Enorme predicción para un niño criado en Santurce por padres oriundos de Utuado. “Aunque papi trabajaba en la industria hotelera, era un bohemio de corazón. Él cantaba y tocaba la guitarra. De hecho, papi me regaló una guitarra y desde ese momento, supe que la música sería mi vida”, recuerda Ortiz, quien heredó la vena musical de su progenitor y la creatividad de su madre, quien era una exitosa modista.
Antes de dedicarse de lleno a la música, Ortiz consideró el sacerdocio como su vocación, pero la música pudo más. “Muy joven me trasladé a Nueva York y ahí tuve la oportunidad de trabajar con los grandes de la salsa: Rubén Blades y los miembros de la Fania All Stars. Allí fue que me hice músico de verdad”, precisó.
Las noches eran largas en la ciudad de los rascacielos, pues Ortiz trabajaba casi sin descanso en presentaciones y conciertos. “Las giras artísticas son una experiencia tremenda y te llena de satisfacción trabajar con los mejores colegas, pero llega el momento en que uno se agota y se da cuenta del valor de la familia”, recordó el músico quien, en la cúspide el éxito, decidió regresar a Puerto Rico, tras vivir 28 años en Nueva York.
La importancia de Puerto Rico
“Puerto Rico ha sido una bendición para mí y para mi familia”, apuntó Ortiz. Ya en Puerto Rico, continuó su trayectoria, creando su propio grupo musical, participando en grabaciones y laborando como productor musical y arreglista.
Ortiz es además un hombre de familia. Tiene tres hijos y su esposa Diana, le ha acompañado desde que ambos eran adolescentes. “Diana es mi novia de siempre”, contó el trompetista, quien también es una persona de fe. “De pequeño fui monaguillo y aunque no seguí el sacerdocio, entendí que Dios es primero”.
Su esposa lo inspiró a visitar la iglesia del Pastor Tony Pabón. “Cuando fui allí ellos no vieron a ‘Perico’, sino a Luis Ortiz. Vieron al ser humano y no al artista”, recuerda quien también realiza labor pastoral.
De la agenda adelanta que “estamos coordinando proyectos nuevos que creo que van a ser únicos en el país y con los que deseo hacer una contribución para mi gente y nuestra juventud”.
Su meta de vida ha sido honrar el amor por la música que heredó de su padre, quien lo veía como una extensión de lo que él hubiera querido ser. Mientras tanto, su opinión sobre el panorama musical es que en Puerto Rico hay mucho talento. “A los jóvenes les digo que persigan su pasión. Puede ser que al principio sea difícil, pero con dedicación y fe se puede echar hacia adelante”.
Palabras sabias de un ícono musical.