Gilberto reconoció que si Cano Estremera no se hubiese enfermado definitivamente hubiera participado en su disco “Colegas”

“[…] mi amigo Carlos Enrique, como me gustaba llamarlo cada vez que nos encontrábamos. Pocas veces le dije “Cano”, siempre era Carlos Enrique”, dijo Gilberto al recordar que conoció a Cano cuando cantaba con los Pleneros del Caserío Las Casas, que eran muy amigos de su padre, y luego se proyectan en el ambiente como Quinto Olivo.

“En diciembre venían mucho a mi casa, ya nos habíamos mudado a Country Club, a traernos parrandas”.

Cano, a juicio de Gilberto, optó por proyectar una personalidad controvertible y polémica en la salsa.

“Él decidió tomar una onda irreverente y controversial. Cano se atrevió a decir cosas que nadie se atrevía decir, utilizando el doble sentido más crudo que en otras épocas y entonces eso te gustaba o te ofendía, pero en verdad era el Cano el único que hacía eso. Por otro lado, era un tipo muy musical con una voz muy agradable y bonita con un sentido armónico interesante. De momento, como los jazzistas, hacía scats. Él estaba consciente de su irreverencia, que en ocasiones le causó problemas, pero tú oías a Cano entre un millón de cantantes y sabías que era él. Fue muy hábil en mezclar lo callejero con otras canciones de estilo romántico, incluso abordó cosas sociales. Cuando él llegó a Bobby Valentín todo el mundo puso sus ojos en el Cano”, expone Gilberto al aclarar que entre ellos no hubo la rivalidad generalizada por muchos.

“En realidad, nunca hubo un problema personal entre nosotros. Siempre hubo mucho respeto entre él y yo. Después de la operación el destino nos estrechó más. Él mismo me comunicó que no se estaba sintiendo bien”.

Cada sonero tiene su estilo y cada uno es dueño de su expresión. Gilbertito elogió las destrezas de Cano, a quien considera “un cuarto bate” de la salsa y cuyo talento, mediante su legado, será de gran provecho para la nueva generación de salseros. Culturalmente hablando, Cano deja un inmenso vacío en la salsa.

“Uno reconoce en cada uno de los compañeros sus características y atributos musicales. Cano era un improvisador nato; muy rápido, con una rapidez impresionante […] En el género, comparado con el baseball, hemos perdido un cuarto bate. Recuerda que hay unas cosas que lo definen y una es la capacidad de un cantante ser sonero en el manejo de la palabra, la melodía y el ritmo. Eso se pierde con la muerte del Cano. Se pierde, pero deja su legado en sus grabaciones y su música, y sirve como referente para los nuevos muchachos que están emergiendo ahora”.

Incluso, considera que no son muchos los cantantes destinados a brillar y consagrarse en el género irrespectivamente de las orquestas por las que hayan desfilado. Y Cano, al igual que Frankie Ruiz, Héctor Lavoe, Marvin Santiago y el propio Santa Rosa, es uno.

“Es importante que la gente entienda la amplitud que tenía el Cano como intérprete. Tenía la facilidad de amoldarse a los diferentes géneros. Era un cantante que definitivamente donde lo pusieras a cantar, con la orquestación y el acompañamiento que fuera, iba a brillar porque tenía un timbre muy particular y muy bonito. A mí me gustaba mucho la voz del Cano, más allá de su forma de improvisar”.

Gilberto reconoció que si Cano Estremera no se hubiese enfermado definitivamente hubiera participado en su disco “Colegas”, en que canta a dúo con una serie de compañeros de la salsa.

“Definitivamente. En los dos años que coincidieron con su situación de salud fue que pensé en lanzar el disco y traer los cantantes porque ya la música estaba hecha. Pero Cano comenzó a tener problemas de salud tres años antes. De aquí para atrás comenzaron los problemas serios con su condición de fibrosis pulmonar y tenía otras condiciones que se le fueron complicando. Por eso es que Cano Estremera no está, pero definitivamente hubiera sido la cherrie sobre el helado”.

Los restos de Cano Estremera estarán expuestos este domingo 1 de noviembre desde las 2 p.m. en la Funeraria Puerto Rico Memorial en la Avenida Ponce de León. Luego serán cremados y sepultados en el Cementerio de Villa Palmeras, cerquita de Cortijo, Maelo, Pellín, Chivirico y Don Rafael Cepeda.

Fundación Nacional para la Cultura Popular

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